Luis Miguel transformó La media vuelta, un clásico de José Alfredo Jiménez, en una versión inolvidable dentro de su álbum Segundo Romance (1994), un tributo a los grandes boleros. Con su estilo único, logró conectar con nuevas generaciones y expandir la música ranchera y el bolero a mercados internacionales, fortaleciendo su imagen como un artista versátil y sofisticado.
Su interpretación no solo modernizó el tema, sino que le aportó un matiz más elegante y romántico, en contraste con la versión original de Jiménez, cargada de melancolía y pasión desgarradora.